martes, 12 de mayo de 2015

RESIsTenCia


La resistencia es la disyuntiva en la que muchos nos detenemos al tratar de tomar una decisión. Hacia un lado encontraremos un camino (aparentemente) tortuoso que recorre profundos valles y presenta pronunciadas pendientes que intentan evitar el descubrimiento de la cima, ò simplemente nos hunden en la obscuridad.
Del otro lado la cosa parece ser más sencilla, una larga recta nos lleva a una fuente de luz; incluso, a la par del camino corre un tranquilo río en el que encontraremos pequeñas barcas q1ue cómodamente nos arrastrarán hasta llegar a la meta.
Las metas de cada camino. Por un lado está la plenitud, por el otro la comodidad.
Resistencia a la elección:

Cuantas veces decimos o escuchamos a otros decir cosas como:
-       Es que lo tuve que hacer
-       Me vi forzado a decidir
El humano fácilmente es convertido en una especie de feo títere que avanza por el escenario de la vida según se van moviendo las cuerdas que son prejuicios, educación controladora, miedos sociales. Y qué sucede cuando las decisiones ajenas lo llevan irremisiblemente hacia el contrario de sus ideales? Simple, basta voltear alrededor y nos encontraremos viendo de frente a un sinnúmero de rostros que nos recuerdan que en la comodidad de la corriente, e incluso en su eterno trepar social encontraron su máxima frustración.
Vivimos en una factoría global de jaulas (de oro, de plomo, de madera, etc.) en la que al nacer somos contratados con la esperanza de que construyamos la mejor, dependiendo de nuestras necesidades claro, ellos nos darán el material según nuestras aptitudes, nosotros sólo tenemos que invertir sudor y nuestras vidas.
Para poder vivir plenamente, es necesario alejarnos de lo que según agentes externos “debe ser”. Comenzando por descubrirnos, conocernos, respetarnos.
El prejuicio arruina nuestro andar mientras nos convierte en fragmentos, desintegrando todo lo que quisimos ser. Nos vuelve impulsivos e incapaces de reflexionar, escépticos desinteresados e el cumplimiento de los propios sueños, perfeccionistas ciegos a todas sus verdades y con metas diseñadas sin importar que pasen sobre el camino a las metas de otros. Todos con un miedo terrible al fracaso, al error, a sus propios sueños.
Descubrirnos, conocernos y respetarnos, nos integra. Esto a la vez nos permite tener claridad acerca de nuestros intereses, valores, y claro, sobre las posibilidades de aplicación en la vida.

Así al estar resistiendo la invitación de los caminos aparecidos en la disyuntiva que nos ocupa, seremos capaces de emprender conscientemente cualquiera de las dos alternativas, a sabiendas de todas las posibilidades que ofrecen, y librando a los demás de una culpa que casi siempre será nuestra. Ya que librándonos de los prejuicios, también liberamos a los prejuiciosos de la responsabilidad que acarrearán nuestras decisiones.


Cuando joven te arrancaron el derecho a soñar, te lo prohibieron pues es una locura sólo para niños. Cuando adulto, la cosa fue peor pues soñar se convirtió en cosa de imbéciles. Cuando viejo, tan sólo se volvió un síntoma de tu demencia.

¡¡¡¡¡Qué felices podemos ser los inmaduros, imbéciles, que imaginamos una vida en la que la imaginación cuasi infantil es el estado civil por el que queremos morir!!!!!

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