Qué lleva al hombre a esta (aparentemente) invisible sumisión?
Si revisamos, podemos encontrar que
la verdadera libertad está llena de responsabilidades. Esto tiene un efecto
sobre la humanidad, y hace que quienes dan forma a los grupos sociales tengan
ideas equivocadas sobre el hermoso concepto de libertad.
Unos temen la libertad, pues les
despoja de la supuesta seguridad que significa regirse por reglas e impuestos
diseñados por pequeñas minorías, alejadas de la realidad común, pero entrenadas
en el arte de la manipulación. La gente considera así que ser completamente
libre es volver a lo salvaje, hacer lo que los instintos dictan, re-instaurar
la barbarie. Pero acaso no estamos ya en un ambiente bárbaro al que diariamente
se maquilla; y hasta se le da el mote de democracia?
La libertad por naturaleza debe
partir del respeto, de uno que parta de cada individuo y que como única limitante
tenga la libertad de los demás. Esta ha de ser fomentada y defendida por todos,
pues con la fractura en alguna de las células se corre el riesgo de destruir
toda la estructura.
Cuando el edificio común es
construido por fuerzas equilibradas, se convierte en una estructura
indestructible, capaz incluso de modificar su forma sin poner en riesgo su
fortaleza. A este principio se le conoce como solidaridad, y con su real aplicación
(no con las farsas mediáticas que a diario observamos) se asegura el desarrollo
de los individuos en verdaderas y saludables sociedades, que de ninguna manera adolecerán
de héroes, pues el apoyo mutuo hará de cualquier dificultad, una tarea simple
de acabar.
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