sábado, 18 de abril de 2015

aMOR ENTRE despreciables

Amor entre despreciables…

Quienes son tal como su experiencia, genes, química, y demás cosas dictan, suelen ser estigmatizados. Cuando chicos, como enfermos mentales; cuando adultos, como inmaduros (niños con enfermedad mental, pero más viejos). Son señalados en casa, en el camino, en el trabajo; la pesada marca recae sobre sus hombros, provocando así más cicatrices que acentúan las más viejas marcas, lo que a la vez hace que sus compañeros de raza se sientan instintivamente obligados a atacar, y por el mismo simple impulso lo hagan.

Estos despreciables suelen ser importantes engranes de la maquinaria social, pues siendo quienes ven más allá de lo aceptable se convierten en seres capaces de visualizar no sólo otra realidad. También son los que pueden (y deben) adaptarse y planificar lo necesario para enfrentar lo que esté por llegar.

La soledad seguido parece agobiar, pues a ratos (que pueden convertirse en largos periodos) se dedican a defenderse, a estar a la expectativa de nuevos ataques, perdiendo así una perspectiva importante, en la que podrían cruzar la mirada con la de otra abominación.
Previo a esto, el despreciable puede tener no sólo una sensación de abandono que le lleva a ser incrédulo-agresivo. Pero al ver revelada otra realidad en la que hay muchas coincidencias de visión, su interés también cambia, la ansiedad de tanto tiempo poco a poco va tornando en nuevos ánimos, y estos destinan fuerza, y esta escupe otra realidad.
El que nace solo es común, el que crece solo no existe, pero el que se siente solo es una constante que puede evitarse, haciendo lo que siempre se hizo, mirando nuevamente un poco más allá.

La dinámica es a veces difícil:
Despreciable+despreciable= despreciable2
Despreciable-despreciable= despreciable2
(despreciable)(despreciable)= 0
Despreciable:despreciable= infinito

Y es que no hay formulas que funcionen como leyes, todo termina por ser un permanente experimento que únicamente tendrá éxito cuando cada despreciable comprenda que es obligatorio respetar a los demás, a la vez que comprender que para respetar a los demás, a la vez que comprende que para defenderse no sirve una muralla que nos encierre, pero sí una consciencia en permanente tarea de fortalecimiento.
Cuando el despreciable se vuelve consciente, es considerado más peligroso a ojos de quienes ostentan algún poder; pero tal como lo hemos dicho, pues se convierte en la chispa que hace arder el combustible que da nueva fuerza y hace andar la maquinaria. Los despreciables a veces son (o somos) engranes, y necesitamos de otros para trabajar mejor. Y cuando la coincidencia de uso y aprovechamiento de energía incluye un sentimiento, el poder parece inagotable, y asusta a otros por su aparente imposibilidad de control, lo señalan y le llaman pasión.

“L`amour est le enfant de la libertè”

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